Arrogancia intelectual, ¿entre cristianos?

Si bien la arrogancia no es exclusiva de los intelectuales, como tampoco es consecuencia inevitable de la intelectualidad, el llegar a ser arrogante, sí es eventualmente un rasgo de carácter en personas que se han dedicado arduamente al estudio teológico y/o académico, y que han olvidado adquirir junto al conocimiento también la responsabilidad que eso conlleva.


Es común ver que el que desconocía de cierto modo el «mundo de la Teología» de repente se vea encandilado a causa de tan abundante y preciosa información que puede adquirir, sobre todo porque estamos hablando del Dios que creó los cielos y la tierra y todo lo que en ellos hay; y porque, además, entre más vamos aprendiendo y buscando oportunidades para compartir, más nos vamos dando cuenta de que el hábito del estudio teológico no es algo que se dé a menudo entre los creyentes.

No hace falta estudiar en un instituto para darnos cuenta que alguien que ha leído un solo libro es, es muchas ocasiones, más conocedor de la Palabra que muchos cristianos (tristemente) porque consideran que el estudio teológico no es necesario, sino hasta nocivo.

Pero muchos de los que comienzan a sumergirse, o ya se han sumergido por mucho tiempo en las profundas aguas del estudio de nuestro Dios, olvidan cuál es el fin de dicho estudio, puesto que centran su saber en su propia gloria y no en la de Dios; puesto que olvidan que la Providencia de Dios y no su propia voluntad, permitió los libros y los maestros que han tenido al alcance para poder aprender; puesto que dejan de lado las doctrinas de la gracia de las que tanto nos jactamos, porque no tienen ningún provecho si no vivimos ni mostramos la gracia de esas doctrinas, siendo conscientes de que nada es nuestro, ni por nosotros, ni para nosotros.

Hay dos formas griegas de la palabra arrogancia que se usan en el Nuevo Testamento, que esencialmente significan lo mismo.

ύπέρογκος , (huperogkos) que significa «hinchazón» o «extravagante» tal como se usa en «palabras infladas» (2 Pedro 2:18; Judas 1:16).

La otra es φυσιώσεις fusióseis, que significa «inflar el alma» o «arrogancia, orgullo» (2 Corintios 12:20). [1]

Podemos decir, entonces, que es algo que no está en su estado natural, algo que por alguna razón busca sobresalir, exaltarse, hacerse notar de entre los demás.

Por lo tanto, podemos concluir en que la arrogancia es una actitud de la vieja naturaleza, que actúa con fines egoístas; que busca exclusivamente la satisfacción de su «yo» y la aceptación del hombre y no el agradarle a Dios.


Conceptos similares a la arrogancia son el orgullo, la soberbia y la altanería, palabras que constantemente encontramos en la Biblia junto a juicios severos de parte de Dios hacia aquellos que perseveran en tales conductas.


Proverbios 16:5 en la versión NVI dice:


“El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: No quedarán impunes.”

Como creyentes el fin de nuestra obediencia no es ganarnos el favor de Dios puesto que no somos aceptos por nuestras obras sino por las de Cristo; sin embargo, es menester para nosotros el vivir de una manera tal que podamos glorificar a Dios en forma de gratitud por sus abundantes misericordias (Romanos 12:1).

Pero no podemos agradar a Dios si a su vez buscamos agradar a los hombres, “pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gálatas 1:10b).

Porque podemos tener mucho conocimiento bíblico y hasta un doctorado en teología, pero lo que agrada a Dios no se aprende en las aulas de una universidad, sino en la intimidad de la oración y meditación de las Escrituras, donde el corazón arrogante es humillado en completa sumisión y dependencia a la grandeza del Señor.

«Porque podemos tener mucho conocimiento bíblico y hasta un doctorado en teología, pero lo que agrada a Dios no se aprende en las aulas de una universidad, sino en la intimidad de la oración y meditación de las Escrituras, donde el corazón arrogante es humillado en completa sumisión y dependencia a la grandeza del Señor”.

Quien tiene al Espíritu de Dios se sentirá tarde o temprano desafiado a vivir una vida que busque agradar a Dios, porque ha comprobado que la satisfacción plena no está en vivir para sí mismo sino para algo más glorioso.

«la satisfacción plena no está en vivir para sí mismo sino para algo más glorioso”.

[1] https://www.gotquestions.org/Espanol/biblia-arrogancia.html

Acerca de la escritora: Stella Gordillo, fundadora y administradora en la página de Facebook «Cristianismo cotidiano”.

2 respuestas a “Arrogancia intelectual, ¿entre cristianos?

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